miércoles, 19 de abril de 2017

Corona de espinas

 
 
Noche negra. Negra como la muerte. Mañana nazarena. Madrugada púrpura entretejida de los primeros albores, con tintes de plata y oro. Manos de madre, delicadeza de terciopelo para sostener el aliento del hijo ausente, perdido en las tinieblas. Dolor, lágrimas, suspiros...
 
Las manos de la Virgen de la Soledad sujetan la corona de espinas de Jesús Nazareno, Nuestro Padre Jesús, y la portan a lo largo de todo el recorrido de la procesión oficial de Jesús Muerto. Unión, respeto y colaboración entre dos cofradías, la Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad, que escenifica el Sermón del Desenclavo de forma previa al inicio del desfile procesional, y la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla, que presta la corona de plata, símbolo de una de sus imágenes titulares.
Durante el Sermón del Desenclavo, tradición recuperada por la Asociación del Santo Sepulcro, los hermanos retiran la corona de espinas de la cabeza de Jesús Crucificado, y el Abad Mayor la coloca, con dulzura y respeto, entre las manos de su Madre, la Soledad. A lo largo del recorrido procesional, ambas cofradías se hermanan a través de este símbolo, y la negra noche va dando paso, lenta, pausadamente, a la madrugada nazarena...
 
Imagen tomada durante la procesión oficial de Jesús Muerto, organizada por la Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad, durante la noche de Viernes Santo, en Toro (Zamora).

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